martes, 27 de mayo de 2008

Como decía Mauricio Garcés

¡Arroz!


Te vamos a extrañar

Alguna vez un hippie nos dijo que su mascota, una paloma blanca, se llamaba Arroz porque ése era el alimento básico de todo el mundo. Acostumbrados a hacerlo de lado para entrarle al filete (al arroz, no al hippie), en su momento nos pareció exagerado que una guarnición tan insípida como el arroz fuera tan importante.

10 años después, arresulta que el mentado arroz escasea en todo el mundo y que su demana ha causado todo tipo de reacciones entre la comunidad internacional. Por un lado, los chinos y los indios han detenido su exportación para el autoconsumo. Por otro, los pudientes han almacenado el preciado cereal para revenderlo a precios infames. En el Occidente, por otro lado, Sam's Club ha limitado la compra a 40 sacos por persona, así que si piensan hacer paella, limítenla a 300 de sus amigos más cercanos, por favor.

En lo personal, culpamos a los miles de restaurantes chinos e indios en todo el mundo, con su costumbre de regalar kilo y medio de arroz con cada platillo; a los niños que se niegan a comérselo, y por último a las mamás, por ponerle chícharos cuando saben que nunca nos han gustado.

No sabemos qué nos depara el destino (cuando nos alcance) pero aquí les sugerimos algunas ideas culinarias para hacer frente a esta futura escasez.

Recetario Zero Cola para los próximos años de hambruna global

  • En vez de moros con cristianos, servir solamente moros, así de paso nos reconciliamos con el mundo árabe, que controlará las rutas de navegación cuando se acabe el petróleo.
  • Sustituir con lentejas todo lo que sea posible. Aunque la transición no siempre será fácil, pronto nos acostumbraremos a variaciones como Paella de lenteja, lentejas con leche, Choco Lentils y Special L.
  • Acostumbrarnos a alternativas tecnológicas, como las cosechas hidropónicas, los súper fertilizantes, el arroz transgénico y el soylent verde.
  • Como los frijoles aún no escasean, tratar de consumirlos más seguido, aunque esto podría empeorar el caso de las emisiones nocivas para la atmósfera.
  • Irse a las iglesias "nice" cada sábado con una cubeta y un recogedor: la gente pudiente no escatima cuando se trata de bodas.
  • No es mala idea ir construyendo también una alhóndiga fácilmente defendible en nuestra azotea.
  • Ir juntando souvenires de "tu nombre en un grano de arroz" que compró la familia en la feria pasada.
  • Si el maíz se puede convertir en combustible, buscar una forma de comernos el petróleo. Pémex podría terminar siendo nuestro McDonald's.
  • Pedirle a Jaime Camil que convenza a Bono de que haga un Rice-Aid.
  • Matar dos pájaros de un tiro y empezar a comer chinos.

Provechito.


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lunes, 19 de mayo de 2008

Cada día más cara

y caliente.

Derritiéndonos bajo los 35 grados que asuelan (qué bonita palabra) a la metrópoli, no podemos evitar sentirnos, más que colupnistas, como beduinos cruzando el Sahara, aunque lo más cercanos que estuvimos fue cuando Gume, el becario, se cruzó con Sara, la de las copias.

Ah, qué calor está haciendo.

Por fin llegamos a Starbucks, donde, bendito sea dios, puede uno pasar horas disfrutando del aire acondicionado sin tener que ordenar más que un té de manzanilla ("¿caliente?"- pregunta el púber del mostrador) y no podemos evitar pensar que entre la gasolina, la electricidad y el aire acondicionado, no hacemos sino empeorar el triste estado de nuestro planeta.

Y mientras la Madre Tierra llora y los osos polares aprenden a nadar, el precio del petróleo sigue su imparable ascenso sin que nadie pueda hacer nada. Justo la semana pasada, el Rey Abdulá (que goce de la paz del Profeta) recibió la visita de su homónimo americano, su alteza George Bush II y ambos pasearon de manita sudada por los jardines de palacio, como han hecho los últimos siete años. Pero el sudor palmar parece ser lo único que consiguió Bush de la entrevista, cuyo propósito original era pedirle a don Abdulá bin Abdul Aziz Al Saud que incrementara la producción de petróleo para ver si así bajaba aunque fuera un centavo la condenanda gasolina.

El rey árabe no accedió más que a 300,000 barriles más diarios, lamentablemente eso nomás alcanza como para 5 Hummers, así que no quedará más que apretarnos el cinturón y disminuir nuestro consumo con estos:

Consejos Ecolalógicos para ahorrar combustible este verano.

  • Dale un abanico a tu copiloto. Que te sople, cuesta más barato dispararle una torta que el medio tanque que te baja el aire acondicionado.
  • Sólo ve a gasolineras que queden de bajada. De preferencia apaga el coche en cuanto llegues al principio de la calle.
  • Utiliza cuanto riachuelo o canal urbano se te atraviese para llegar a tu destino en kayak. Si los esquimales pueden, tú que les estás derritiendo el poco hielo que les queda,también.
  • Maneja en segunda. Está comprobado que por más que aceleres y te le vayas metiendo de carril en carril, el tiempo que ahorras es mínimo comparado con la gasolina que gastas. Según los expertos, la mejor forma de llegar a tiempo es SALIR TEMPRANO.
  • Aprende de tus hijos. Ya sea con sus carritos de pedales o llevando su desayuno en loncheras, los niños generalmente ahorran gasolina hasta que llegas tú y dejas el coche prendido y en doble fila media hora en lo que salen de la escuela.
  • Antrea en tu vecindario. Nunca sabrás de lo que te pierdes, si no le das una oportunidad a ese bar de los 60s que pusieron en la esquina de tu casa. A lo mejor eres el nuevo Loco del Ritmo.
  • Elimina las idas al baño. La astronauta Lisa Nowak atravesó los Estados Unidos en automóvil. Para eliminar paradas innecesarias, se puso un pañal de los que utilizan los astronautas para evitar tener que quitarse todo el traje cada que quieren ir al baño. Esta idea tiene la ventaja de que jamás volverás a tener que sufrir si te quedas embotellado durante más tiempo del que tus esfínteres permiten.
  • Modifica tu auto para que funcione con alcohol. Dale un destino a los residuos de Don Pedro que quedan en después del fin de semana que lo que queda de tu hígado.
  • Utiliza cada litro de combustible por lo menos dos veces. Funciona con las bolsitas de té, no vemos por qué con la gasolina no.

Ahórrale a tus amigos la energía de teclear nuestra dirección

domingo, 11 de mayo de 2008

Lo que no tengo es abuela

Llamando al Dr. Freud

No tener madre

Bendito sea dios, acabó el Día de la Madre. Ya sea que hayas celebrado con serenata, salida a comer, traída de mariachi o más flores que un carro alegórico, estamos seguros que como toda fiesta nacional, tu 10 de mayo concluyó en un trance etílico en cuanto pudiste separarte de tu madre.

Y no te culpamos. Aunque sólo pase una vez al año, el Día de la Jefa es harto desgastante. En primer lugar, ver a los hermanos que no aguantas; o peor aun, tener que consolar a tu madre por los hermanos que no fueron. Además está todo el show de los regalos (si es que fuiste un buen hijo), desde pelearte con la florería porque llevaron alcatraces en lugar de rosas y tu mamá es supersticiosa; o bien descargar la lavadora nueva y tratar de meterla por una puerta que nadie jamás consideró a la hora de comprarla.

Pero principalmente estás agradecido de no tener que volver a ver a tu madre de aquí hasta la cena de Navidad (seguramente se te va a olvidar su cumpleaños). Y no es que seas un hijo ingrato, o por lo menos no más ingrato que el resto del mundo, sino que tu mami hace todas esas cosas que te hacen perder la paciencia y que te hicieron irte a vivir por tu cuenta en primer lugar, entre las cuales seguramente se encuentran estas...

Cosas que hace tu mamá que te vuelven loco

1. Alimentarte.
Tu madre, dios la bendiga, creció todavía en una época sin gansitos, pingüinos y demás aves transaturadas de Marinela. En aquél entonces, salvar a un niño de la desnutrición era trabajo de tiempo completo, no por nada las mujeres tardaban horas y horas preparando cada comida del día. En su retorcida mente, cree que si ella no te prepara la comida, tú eres tan inútil que no puedes ni freír un huevo -como nunca ayudaste en la cocina... pero el daño ya está hecho y ahora cada vez que te encuentra, te aprovisiona como si fueras a trepar el Himalaya.

2. Cubrirte.
Como el único día que la visitas es en mayo, llegas empapado en sudor. Tu mamá, como ese día no sale, lleva todo el día en la casa vacía y a sus años, las casas vacías parecen refris, así que insiste en que te pongas un suéter ahora mismo. Es inútil discutir; mientras ella tenga frío, estará convencida de que estás en peligro de una neumonía, porque en su abnegada cabecita, el calentamiento global es mucho menos peligroso que un "aire".

3. Plantar un árbol, escribir un libro y tener un hijo.
Tu mamá hace todo esto al mismo tiempo: cuando llegas tú, su hijo, lo primero que hace es contarte hasta el último detalle las biografías no autorizadas de cada pariente lejano (muchas veces desconocido) que tengas regado por el mundo, para luego tener que recordarte con diagramas y álbumes familiares de dónde viene cada uno de los miembros de tu árbol genealógico muchas veces remontándose hasta aquél ancestro que o era español o se fue de bracero y te hace pensar que tu árbol genealógico es más bien una transnacional.

4. Nomás decir.
Educada en el valioso arte de la discreción, tu madre tendrá todo tipo de coloridos comentarios sobre el actual estado de tu vida. Así que aunque mencione varias veces cómo tu camisa está arrugada, tienes cara de que nunca duermes, no se te olvide que tu tío murió de cirrosis, tu primo que estudió medicina está ganando mucho dinero, la última chica que llevaste era muy vulgar, hueles a puro cigarro, tu mejor amigo tiene cara de drogadicto y la hija de una amiga te vio entrar a no sé dónde; no es que te esté criticando, ella "nomás dice".

5. Hacer que le des la razón a Televisa
Como quieres evitar una discusión a toda costa, sugieres que la familia vea una película. Para sorpresa de nadie, el reproductor de DVD que les regalaste en navidad está nuevo porque nadie sabe usarlo. Después de un viaje al Blockbuster e instalar el aparato, empieza una sesión interminable de preguntas, ya que tu madre no podría estar más confundida con la trama de la película... ¡y es Shrek! De pronto entiendes por qué las telenovelas son tan malas: tu madre es incapaz de distinguir al villano a menos que éste tenga bigotito y vista de negro (la heroína es la que está llorando en cada escena).

Sales de la casa familiar preguntándote si de niño en verdad hiciste tantos berrinches que agotaste las energías de tu madre al punto de la locura... o si lo que quiere la vieja es venganza.


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viernes, 9 de mayo de 2008

Día de la madre

(Inserta aquí tu chiste)

Livia Soprano, prueba de que tu madre es una santa

Así que otra vez es 9 de mayo y en lugar de comprarle un regalo a tu bendita y sacrosanta madre, estás leyendo estupideces en esta malhadada revistucha. O acaso perteneces a esa élite cibernética (o sea nerds) para quienes salir a las tiendas es cosa del pasado, para eso está el Internet. En este último rubro están todos los desvergonzados que le van a regalar a la autora de sus días algo usado que comprarán en deremate.com y que seguro llegará roto y tres semanas después.

Sea como sea, seguramente tu señora progenitora te perdonará y se sentirá halagada de que te hayas separado un solo día de la novia, el Playstation y la cheve (a menos que seas de los "tiernos" que organizan "serenatas" en la madrugada del 10 de mayo) para felicitarlas por soportarte el resto del año.

Pero como otro servicio comunitario más de la Cola, te sugerimos evitar estos...

Regalos que jamás debes hacer a tu madre el 10 de mayo.

1. Discos o películas piratas.
No importa si tu madre es asidua del tianguis, por este único día métete a Sanborns y compra algo que pague Derechos de Autor, piensa cómo te sentirías tú si tu mamá no te hubiera concebido con el señor que pagó el Copyright en el altar, sino con un papá pirata.

2. Megaofertas.
Ya que hiciste el esfuerzo de meterte a una tienda, no lo arruines yéndote de inmediato a las liquidaciones. Ésta es una de esas ocasiones en que no queda más que pagar el precio de menudeo. Simplemente porque es mal karma, piensa que para tu mamá la opción más barata era abortarte.

3. Chocolates.
Aunque a ti te valga madre, tu ídem invierte demasiado tiempo y dinero tratando de recuperar la figura que tú le arruinaste. Si las cajas de Special K y Slim Fast que desbordan la despensa no te dicen nada, aprovecha esta ocasión para hacer que tu mami se sienta como algo más que el recipiente donde venías empacado tú y que se tira después de abrirse. Al contrario, mejor dale una membresía en Curves o Bally.

4. Flores de Semáforo.
No, no estamos hablando de unas flores que tienen los pétalos rojos, las hojas amarillas y el tallo verde, sino de los ramos marchitos y lamentables que se venden en los cruceros de nuestras ciudades. Esas flores podrán impresionar a las felinas que levantas en ciertos tugurios, pero estaría muy mal dárselas a tu abnegada unidad materna, aunque a lo mejor así la haya conquistado en su tiempo tu papá.

5. Artículos de cocina.
A menos que tu mamá sea chef, no es conveniente nada que implique que su lugar está en la cocina. Por mucho que tu madre pertenezca a una generación pasada (o varias), piensa que a ti no te gustaría que te regalaran sobres, folders o tinta de impresora el Día del Trabajo. Parte de la celebración es recordarle a la señora que la vida es más que hacer chilaquiles cuando tú o tu papá amanecen crudos.

6. Fantasía, joyería de
A menos que dichas joyas sean de varios kilates, lo mejor es evitarlas. Swarovski, circonia u oro blanco sólo tienen un nombre a los ojos de una mujer: chingaderas. Las joyas de verdad son muy caras y si no son perlas, oro o piedras preciosas (el cuarzo no cuenta), nomás no lucen. Por esa lana, te conviene más regalarle un spa o un fin de semana en la playa. A veces el mejor regalo para una madre es descansar de sus hijos.

7. Hágalo Usted Mismo.
No porque ella te haya hecho, quiere decir que tú le tengas que fabricar un regalo. Lo del retrato en tercera dimensión era tierno cuando tenías 5 años, así que a menos que hayas ido a una escuela de Bellas Artes, no te hagas el creativo y por dios, nada de manualidades. Este rubro incluye escribir cancioncitas de trova, especieros o, peor aún, un bodegón peor que los que venden en las carreteras.

8. Tarjetas de Hallmark.
Si tu señora madre no te hizo diligente, por lo menos disimula la hueva y escríbele algo que venga de ti. No hay nada peor que los mal llamados "pensamientos" chafas manufacturados en masa por copywriters malpagados. Si de plano las palabras no son lo tuyo, ten al menos la decencia de utilizar una cita de un poeta famoso o un pensador, levanta por una vez en tu vida un libro... sólo asegúrate que no sea...

9. Un regalo excepcional, Vol. 1 al 15, clones, derivados y demás hijos de Og Mandino.
Aunque tengas una de esas mamás que creen que la vida es bella y que se unió a los optimistas, no contribuyas a su pobreza espiritual con cursilerías a lo Paolo Coelho. Mejor regálale un libro de verdad. El género de la motivación/superación personal es el equivalente de llevarla a comer a McDonald's: no es tanto el sabor, sino lo artificial y ultra procesado, el saber que es comida barata, llena de grasa y que sólo te hace daño. Y hablando de eso, no se te ocurra...

10. Llevarla a comer.
Tal vez el peor error que cometen los hijos es que el único día en que se dignan sacar a sus mamás a pasear es el día en que todo está lleno de mamás. A menos que hayas conseguido reservaciones en un excelente restaurant y salgas dos horas antes, lo mejor es no aventurarse a salir, o te enfrentarás a los miles de hijos de sus madres que tuvieron la misma brillante idea. Vamos, es como ir a Acapulco en Semana Santa: aglomeraciones, esperas, filas, etc. Terminas estresado tú, estresada tu mamá (que invariablemente viene criticando tu manera de manejar) con todas las mentadas de los que te les metiste para no perder la reservación.

Ah, y felicidades a nuestra mamaces, (ojalá que en el Oxxo vendan tulipanes).


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