Ah, tener dinero. ¿Existe acaso sensación más hermosa? Sí, gastarlo. Claro en nuestro caso, habiendo vivido siempre sin liquidez, en cuanto nos llega un poco, tendemos a invertirla en liquidez del tipo etílico, que acaba convirtiéndose en liquidez del tipo urinario. Para quienes tener dinero es más costumbre que suceso (o, en nuestro caso, milagro), lo ideal es gastarlo en algo más que una peda. O muchas.
Para el mexicano acomodado, lo esencial para deshacerse de su sobrante riqueza es viajar. Y no porque la vida en Mecsicou sea barata, pero para gastar dinero a gusto, lo primero que hay que hacer es ir a una ciudad rica, una que ofrezca lujos que no se encuentran en la tierra de las tunas.
Y, adivinaron, resulta que Los Angeles es ese tipo de ciudad donde todo es caro. No tanto por el precio exorbitante de bienes y servicios, sino por la cantidad y calidad de estos. El angelino pudiente sabe que si quiere ser alguien, tiene que tener un cierto nivel de vida, para que todos aquellos que también son alguien lo reconozcan. ¿Cómo socializar si sales a correr como indigente cuando todos tus amigos están inscritos en los gimnasios fresas?
Por lo tanto, cuando ustedes, queridos lectores, salten la barda que separará a la Tierra de la Oportunidad de la otra tierra (la nuestra), he aquí...
Para el mexicano acomodado, lo esencial para deshacerse de su sobrante riqueza es viajar. Y no porque la vida en Mecsicou sea barata, pero para gastar dinero a gusto, lo primero que hay que hacer es ir a una ciudad rica, una que ofrezca lujos que no se encuentran en la tierra de las tunas.
Y, adivinaron, resulta que Los Angeles es ese tipo de ciudad donde todo es caro. No tanto por el precio exorbitante de bienes y servicios, sino por la cantidad y calidad de estos. El angelino pudiente sabe que si quiere ser alguien, tiene que tener un cierto nivel de vida, para que todos aquellos que también son alguien lo reconozcan. ¿Cómo socializar si sales a correr como indigente cuando todos tus amigos están inscritos en los gimnasios fresas?
Por lo tanto, cuando ustedes, queridos lectores, salten la barda que separará a la Tierra de la Oportunidad de la otra tierra (la nuestra), he aquí...
Cómo saber que ya la hiciste en Los Angeles.
- Quieres tener el cuerpo como alguna celebridad, así que contratas al mismo entrenador.
- Por fin abandonaste el sueño de ser actor, pero estás feliz porque tu perro por fin consiguió un agente.
- Tus gastos médicos se limitan a rejuvenecer tu piel y blanquear tus dientes, aún así gastas en dermatólogo y dentista más que chimuelo con cáncer de piel.
- Crees que tener hijos es muy caro, pero a tu perro le pagas guardería, ropa de marca, academia de obediencia y entrenamiento actoral, lana con que ya podrías haber mandado a tu hijo a Harvard.
- Aunque el sol es gratis y brilla todo el año (después de todo, esto es la playa), insistes en ir a guardarte a un sarcófago radioactivo para broncearte.
- Erik Estrada estacionó tu coche la última vez que fuiste a un restaurante y le diste más propina de lo que ha ganado desde que se acabó "Dos mujeres, un camino".
- Te tratas de afiliar a una o varias organizaciones caritativas, sin darte cuenta que ya tienes tiempo de ser benefactor frecuente de la mayoría.
- Como eres altamente ecologista, sólo vas a restaurantes que NO sirvan agua embotellada de importación, porque contaminan al embotellarla en plástico y transportarla de tan lejos, sin darte cuenta que esto también significa que estás pagando 10 dólares por un vaso de agua de la llave.
- Crees que apoyas a la comunidad latina porque tu muchacha, jardinero, niñera, y chofer son ilegales.
- Se te hace una nacada usar cosas de Louis Vuitton, Tous o Prada, porque “ya todo el mundo lo trae”.
- Te quejas de que el iPhone cueste 600 dólares, haya lista de espera como de un año, la batería no se le pueda cambiar y sólo funcione con AT&T... pero al día siguiente ya tienes uno.
- No le ves ningún sentido a ir al cine si no estás invitado a la première y afterparty.
- Además, la pantalla de tu casa es del mismo tamaño y definición.
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