martes, 13 de noviembre de 2007

Nada es verdad ni mentira

Todo depende del canal donde se mira

Cuando MTV sacó al aire The Real World, la idea de capturar las "verdaderas" reacciones de "gente común y corriente" (aunque todos con experiencia en el modelaje) parecía revolucionaria.

Poco sabíamos los males que la caja idiota de Pandora desencadenaba. Hoy, casi veinte años después de que el primer elenco expusiera ante las cámaras su incipiente alcoholismo y pésima actitud ante la vida, los reality shows son un fenómeno global que mantiene a los débiles de espíritu pegados a la pantalla, ansiosos de saber si Screech puede bajar esos michelines o si hay algún chavo de Guadalajara con suficiente aire a Zac Efron.

Efectivamente, ahora hay reality shows de TODO. Desde seguir a celebridades del ayer en su diaria inestabilidad hasta los que meten extraños en una casa para que se peleen, se emborrachen y cojan. Sí, cojan.

Pero los más exitosos (con la excepción del bodrio de Latin American Idol) son los que ofrecen la oportunidad de convertirse en estrella de la canción. Aunque las habilidades de los concursantes son, por decirlo así, disparejas.

Y como para muestra basta un YouTube, aquí les ofrecemos la diferencia abismal entre dos aspirantes a estrellas:

En esta esquina, con unos 30 kilos de peso, 15 años de edad y proveniente de las Filipinas, Charice Pempengco.



En esta otra, con 1/2 kilo de masa cerebral y una percepción alterada de la realidad, la simpática Silvia Padilla, con una melodía de su propia creación.

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