Una vez instalados, y ya aclimatados al folclor austriaco/asiático, nos dispusimos a disfrutar del espectáculo, no nos dimos cuenta que había mucho más show antes que empezara la película: el concurso.
Porque ni las monjas ni los Oktoberfesters se iban a quedar vestidos y alborotados. MEDIO auditorio desfiló y presumió sus garras de novicias rebeldes, monjas, capitanes de la marina austriaca y hasta uno que otro nazi. Los más originales, mas sin en cambio, fueron aquellos que tomaron su inspiración no de los personajes de la películas, sino de las LETRAS de las canciones, que admitimos apenados, nos sabemos de memoria, como los otros 18,000 fans de esa noche.
Es costumbre que además cada año inviten a alguna de las estrellas de la película que no hayan muerto a juzgar el desfile. Este año, ambos honores (el de no morir aún y el de ser juez) correspondieron a Charmian Carr, que interpretó a la hija mayor, Liesl,hace cuarenta y tres años.
La pobre conductora, Melissa Peterman
- El silbato del capitán Von Trapp
- La silla con una piña encima
- Un frasco de arañas
- Copos de nieve en mi nariz y pestañas
Pero el disfraz que ganó un crucero por la Riviera Maya, además de cualquier cantidad de boletos gratis para más conciertos en el Bowl, fue… (redoble de tambor)
- Un rayo de luna en la mano.
Sí, sabemos que no es fácil de entender, estamos seguros que el pobre niño cuya obsesiva madre lo disfrazó de mano e hizo sostener una luna de cartón y lentejuelas durante dos horas con los brazos levantados mediante un arnés tampoco estaba muy seguro de lo que estaba pasando, pero con un poco de terapia y un par de sesiones con un quiropráctico, su mente y sus adoloridos brazos volverán a funcionar normalmente.
Como sea, una paleta de premio a quien sepa de dónde rayos viene esta referencia.
Pero aquí está un breve recordatorio de algunas escenas de la película, cortesía de Peter Griffin.
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