Madres.
Sí, un mar entero de personal de ambos sexos vestidos de monjas. Nuestro primer instinto fue el de huir despavoridos de esta religiosa multitud, no fuera que nos quisieran convertir (no sabemos en qué) o, perdonen la expresión, madrearnos.
Si creen que eso de desafiar el tráfico angelino para ir a un foro al aire libre donde proyectan una película jurásica que pasan gratis en Canal Siete cuando se acerca la navidad es absurdo, créanme que no saben de lo que se pierden.
Y de plano se lo perderían porque desde hace una semana las localidades están agotadas, como orgullosamente anuncian las marquesinas a la entrada. La primera impresión es ver el sitio a reventar, cosa que esperamos que Café Tacuba logre con la cantidad de Chilanga Banda que hay en esta ciudad. Lo primero es arribar al foro y ver cómo el escenario con forma de tazón y estilo Art Déco aloja la pantalla de cine más grande que hayamos visto (Lo sentimos, Organización Ramírez).
Ya adentro, lo que originalmente parecía el convento de Nuestra Señora del Perpetuo Travesti se convirtió en una especie de Oktoberfest, principalmente por la cantidad de cerveza que corría por todos lados. Lo mejor es que, a diferencia de este festival, el vestuario lederhosen no está limitado a germanos de ojos azules y complexión barbárica. Es común ver grupos enteros de koreanos utilizando la vestimenta alpina y hasta cantando tirolés.Nuestra primera preocupación fue la de contrabandear algo de comida, porque la peli dura como 3 horas, así que nos dimos una escapada a Trader Joe’s para comprar queso, pan y vino suficiente. Menos mal que un alma caritativa nos vio en el baño tratando de esconder las botellas en nuestra persona (y más allá) y nos dijo que en el Hollywwod Bowl, TODO el mundo lleva comida y bebida, así que nos volvimos a vestir y tras una breve inspección, nos permitieron meter todo nuestro contrabando al foro.
Una probada de lo que fue la noche y perdonen la calidad.






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