jueves, 11 de octubre de 2007

Chente de pechito

Pobre Vicente Fox.

Una cosa es llegar a hablar de democracia, progreso y prosperidad a la prensa nacional siendo presidente y otra muy distinta es ir a tratar de explicarle a los gringos por qué tu gobierno no hizo nada por detener el éxodo de mexicanos a EU.

En el primer caso, la prensa escribía la nota y ya, no pasaba de que los columnistas se indignaran y los caricaturistas se burlaran, pero todo el mundo sabe que los moneros son una especie subhumana, reaccionaria, rojilla y por lo tanto naca. En cuanto a los primeros, las únicas columnas que se leen en México son las que pintarrajean los chavos banda, o sea que no había problema. La cacareadísima rendición de cuentas paraba en eso. Ojalá todos tuviéramos una chamba en donde nuestros supervisores nos dijeran; "¿verdad que sí hizo usted su trabajo? ¿y verdad que lo hizo bien?"

Lamentablemente, del otro lado, las cosas no son tan sencillas. Chente jamás se imaginó que el líder de opinión más bravucón y arrogante de los Yuesey iba a derrumbar el mundo mágico de Foxilandia con todo y castillo de la Marticienta.



En realidad es culpa suya. ¿Quién en su sano juicio se va a meter a la boca de Bill O'Reilly, el más grande Hijo de Puta que haya visto Fox News, lo cual ya es demasiado decir? Ha de haber pensado que por ser la Fox, lo iban a recibir a gritos de "¡Essss'inshi tocayo!, ¿cómo'stá pelao?" y rancherismos afables por el estilo, y que su primitivo inglés iba a pasar como exótico, somo si fuera Salma Hayek.

Otra posible explicación es que el señor presidente se imaginó que por ser de extracción gringa, derechista, cristiana y de empresa transnacional, como el conductor, don Guille O'Reilly lo iba a recibir como a un igual. En cambio, nomás le faltó ponerse una capita roja y decir "¡abuelita, qué estudio de televisión tan grande tienes!"

A Chente le pasó lo que a los paisanos que se van a los Estéits: se dan un madrazo contra la intolerancia y arrogancia americana y son maltratados sin poder ni siquiera defenderse. Pero nuestra raza al menos nunca tuvo lana para clases de inglés, ni viajes, ni universidad, ni mucho menos estudios en el extranjero; don Vicente, cuál es su excusa?



Lo peor de todo es que la retórica de O'Reilly es tan falaz que cualquier conductor de televisión con medio cerebro puede desbaratarla. ¿Quiere decir esto que nuestro presidente no estaba calificado ni para conducir un talk show?

Le recomendamos que para la próxima, mejor vaya al programa de Bob Ross, donde podrán los dos juntos ponerse a pintar mundos felices en donde jamás hay ni un solo mexicano jodido que eche a perder el paisaje foxilandés.

Felices Trazos.

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