y caliente.
Derritiéndonos bajo los 35 grados que asuelan (qué bonita palabra) a la metrópoli, no podemos evitar sentirnos, más que colupnistas, como beduinos cruzando el Sahara, aunque lo más cercanos que estuvimos fue cuando Gume, el becario, se cruzó con Sara, la de las copias.
Ah, qué calor está haciendo.
Por fin llegamos a Starbucks, donde, bendito sea dios, puede uno pasar horas disfrutando del aire acondicionado sin tener que ordenar más que un té de manzanilla ("¿caliente?"- pregunta el púber del mostrador) y no podemos evitar pensar que entre la gasolina, la electricidad y el aire acondicionado, no hacemos sino empeorar el triste estado de nuestro planeta.
Y mientras la Madre Tierra llora y los osos polares aprenden a nadar, el precio del petróleo sigue su imparable ascenso sin que nadie pueda hacer nada. Justo la semana pasada, el Rey Abdulá (que goce de la paz del Profeta) recibió la visita de su homónimo americano, su alteza George Bush II y ambos pasearon de manita sudada por los jardines de palacio, como han hecho los últimos siete años. Pero el sudor palmar parece ser lo único que consiguió Bush de la entrevista, cuyo propósito original era pedirle a don Abdulá bin Abdul Aziz Al Saud que incrementara la producción de petróleo para ver si así bajaba aunque fuera un centavo la condenanda gasolina.
El rey árabe no accedió más que a 300,000 barriles más diarios, lamentablemente eso nomás alcanza como para 5 Hummers, así que no quedará más que apretarnos el cinturón y disminuir nuestro consumo con estos:
Derritiéndonos bajo los 35 grados que asuelan (qué bonita palabra) a la metrópoli, no podemos evitar sentirnos, más que colupnistas, como beduinos cruzando el Sahara, aunque lo más cercanos que estuvimos fue cuando Gume, el becario, se cruzó con Sara, la de las copias.
Ah, qué calor está haciendo.
Por fin llegamos a Starbucks, donde, bendito sea dios, puede uno pasar horas disfrutando del aire acondicionado sin tener que ordenar más que un té de manzanilla ("¿caliente?"- pregunta el púber del mostrador) y no podemos evitar pensar que entre la gasolina, la electricidad y el aire acondicionado, no hacemos sino empeorar el triste estado de nuestro planeta.
Y mientras la Madre Tierra llora y los osos polares aprenden a nadar, el precio del petróleo sigue su imparable ascenso sin que nadie pueda hacer nada. Justo la semana pasada, el Rey Abdulá (que goce de la paz del Profeta) recibió la visita de su homónimo americano, su alteza George Bush II y ambos pasearon de manita sudada por los jardines de palacio, como han hecho los últimos siete años. Pero el sudor palmar parece ser lo único que consiguió Bush de la entrevista, cuyo propósito original era pedirle a don Abdulá bin Abdul Aziz Al Saud que incrementara la producción de petróleo para ver si así bajaba aunque fuera un centavo la condenanda gasolina.
El rey árabe no accedió más que a 300,000 barriles más diarios, lamentablemente eso nomás alcanza como para 5 Hummers, así que no quedará más que apretarnos el cinturón y disminuir nuestro consumo con estos:
Consejos Ecolalógicos para ahorrar combustible este verano.
- Dale un abanico a tu copiloto. Que te sople, cuesta más barato dispararle una torta que el medio tanque que te baja el aire acondicionado.
- Sólo ve a gasolineras que queden de bajada. De preferencia apaga el coche en cuanto llegues al principio de la calle.
- Utiliza cuanto riachuelo o canal urbano se te atraviese para llegar a tu destino en kayak. Si los esquimales pueden, tú que les estás derritiendo el poco hielo que les queda,también.
- Maneja en segunda. Está comprobado que por más que aceleres y te le vayas metiendo de carril en carril, el tiempo que ahorras es mínimo comparado con la gasolina que gastas. Según los expertos, la mejor forma de llegar a tiempo es SALIR TEMPRANO.
- Aprende de tus hijos. Ya sea con sus carritos de pedales o llevando su desayuno en loncheras, los niños generalmente ahorran gasolina hasta que llegas tú y dejas el coche prendido y en doble fila media hora en lo que salen de la escuela.
- Antrea en tu vecindario. Nunca sabrás de lo que te pierdes, si no le das una oportunidad a ese bar de los 60s que pusieron en la esquina de tu casa. A lo mejor eres el nuevo Loco del Ritmo.
- Elimina las idas al baño. La astronauta Lisa Nowak atravesó los Estados Unidos en automóvil. Para eliminar paradas innecesarias, se puso un pañal de los que utilizan los astronautas para evitar tener que quitarse todo el traje cada que quieren ir al baño. Esta idea tiene la ventaja de que jamás volverás a tener que sufrir si te quedas embotellado durante más tiempo del que tus esfínteres permiten.
- Modifica tu auto para que funcione con alcohol. Dale un destino a los residuos de Don Pedro que quedan en después del fin de semana que lo que queda de tu hígado.
- Utiliza cada litro de combustible por lo menos dos veces. Funciona con las bolsitas de té, no vemos por qué con la gasolina no.
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